martes, agosto 07, 2007

¿Playa o ciudad?

¿Quedarse en Sevilla durante el mes de agosto es de rancios o de caninos?
¿Cómo debe ir un rancio a la playa, si es que debe o puede asomarse a semejante lugar?
¿El rancio debe admirar el top less o eso queda para los doble uves, vulgo viejos verdes?
Estamos en los días de la novena a la Virgen de los Reyes. ¿He aquí el acto más rancio de la ciudad?
¿Existe la canción rancia del verano?
Mil y una preguntas para responder al sevillano modo...

16 Comments:

At 8:52 p. m., Blogger Paços de Audiência said...

Lo rancio rancio y canino, es tomar el solano en la granja de San Francisco.

 
At 10:09 p. m., Blogger Diego Romero said...

Un fuerte abrazo, don Francisco.

 
At 5:13 p. m., Anonymous Anónimo said...

Buscando noticias sobre Pepín Tristan, he leído que ha también ha fallecido su señor padre.
Mis condolencias.

 
At 10:26 p. m., Blogger ppiqueras said...

He conseguido poder publicar en su blog.
ya proximamente diré algo.

Empero, me conecto a diario con vdes.

 
At 12:07 a. m., Blogger Roberto Villarrica said...

Parece claro que lo rancio es irse a la playa, porque los habituales de este sitio no han escrito apenas.

Saludos

 
At 1:19 p. m., Blogger Reyes said...

Heme aquí.

 
At 12:19 a. m., Blogger el escritor escondido said...

Quedarse en Sevilla es de caninos y de Rodriguez, al menos así lo fue siempre. El rancio ha de ir a la playa con la guayabera, la borrita blanca, bañador Meyba,las zapatillas de rejilla, el tabaco y el ABC. Salu2.

PD, Siento mucho lo de tu padre.

 
At 7:27 p. m., Blogger ppiqueras said...

que le pasa a este blog, otrora tan concurrido, donde está el personal tan habitual. Aunque estén en los baños, pueden conectarse, o en su playa no existe esto?

 
At 12:05 p. m., Blogger Jordi de Triana said...

Un fuerte abrazo D. Francisco y que el Señor le dé fuerzas para aliviar tan irreparable pérdida. Tenga la certeza que dos Ángeles le darán protección desde el Cielo con el mismo amor que un día le entregaron el don más preciado: la vida.

 
At 5:04 p. m., Blogger Jordi de Triana said...

Se acabó el ritual de veranear un mes entero con toda la familia sin escatimar en gastos. La progrecrasia ha hecho mella en las economías domésticas, que han sufrido en carnes propias el alza de las hipotecas y el decrecimiento de los ahorros. Veranear vuelve a ser un lujo para el sevillano medio, que vuelve a la cruda realidad de años atrás sin a penas pestañear. El rancio unido a Sevilla, como mística unión del alma humana con Dios en contemplación profunda, aprovecha la tempestad monetaria para huir del mar y la cada vez mayor invasión de sombrillas, hamacas y tenderetes. Para el rancio no existe otro horizonte profundo que su Guadalquivir caudaloso. Los paseos mañaneros por San Lorenzo, San Vicente o Santa Cruz hacen olvidar aquellas soleadas sobremesas en las costas de Huelva, Cádiz y Málaga. La canción del rancio no puede ser otra que “La vida sigue igual”. Inmersos en un Mundo de constantes y profundos cambios el rancio padece amnesia, bendita amnesia, a todo aquello que pueda alterar ese Mundo idealizado “casi perfecto”, que para ellos es un dulce sueño tocado con las propias manos, sentido en la profundidad de su ser. Los que participamos del ritual de la rancia sevillanía no entenderíamos nuestra vida ajenos a nuestras tradiciones. La Novena a la Virgen de los Reyes y a su Procesión, visita de altares del Corpus y asistencia a Procesión Eucarística siguiendo cánticos y oraciones, la visita al Santo Rey Fernando en la Catedral y la Misa del Gallo en San Lorenzo, San Vicente o en la Catedral son actos rancios por excelencia. Dios guarde a los rancios porque de ellos es el Reino de Sevilla.

 
At 12:24 p. m., Blogger eres_mi_cruz said...

La playa dejó de ser rancia cuando se inventó la borsa plástico.

Paseaba yo por la orilla del río Bagmati, a lartura der Templo de Pashupatinah... en Katmandú, donde me fui este verano para no escuchar la palabra catenaria...

De repente, se me cruzó un nota, que posiblemente sería el único nota que había en 100 Km a la redonda...

lo miré, me miró, lo señalé con el dedo... ¡Usted es un rancio de Sevilla!, le dije.
¡Hombre... pordioch!, me respondió el hombre en perfecto utrerano.
emc: ¿Sabe en que venía pensando?...
en la fábrica de billares de la c/Santa Clara...

rancio: Lo mismito exactamente en que venía pensando yo...
emc: Será el aire... será argo...
rancio: Argo será...

Nos quedamos un rato en silencio mirando el curso del río, hasta que pasó flotando un cacho indio, una mano para ser más exacto, cosa que allí no es nada extraña.

emc: Mire usted, una mano con cinco dedos...
rancio: ¿Adónde irá?...
emc: Bueno pues encantao amigo, vayaustécondió...
rancio: Iguarmente amigo.

Er nota era un rancio de verdad veraneando.

 
At 1:25 p. m., Blogger La sobrina del Padre Estudillo said...

Paco Robles, a ver si saca usted el pañuelo, cambia el tercio y ponemos otro tema, que este verano ha estado esto más aburrido que un programa de actos del Curso de Estudios Sevillanos, rancio tela...

 
At 10:29 a. m., Blogger el aguaó said...

Mi más sentido pésame querido Paco. Siento la tardanza.

Un fortísimo abrazo.

 
At 10:30 a. m., Blogger el aguaó said...

Yo creo que es de rancios irse a la playa, el destino no importa mucho, da lo mismo Huelva o Cádiz, aunque creo que el rancio se suele decantar por estas dos provincias.

Un abrazo.

 
At 6:34 p. m., Blogger CREATIVO said...

¿Un rancio va a mancharse de arena en la playa? o lo que es mucho más molesto ¿Va un rancio a montarse después en su coche manchando así la tapicería?.
No es de rancios la playa. Lo es la piscina, que el cloro es mucho más limpiable que la sal y el agua yodada.
Pero vamos, que sepan ustedes que un rancio pierde mucho con sólo abandonar la ciudad en Agosto. Una vez conocí a uno que me decía adorar este mes del año en Sevilla y que lo que más le relajaba era pasear por el parque de María Luisa a las cuatro de la tarde con cuarenta cayendo de plano.
Eso, señores, eso es un rancio.
Saludos

 
At 10:04 p. m., Blogger Diego Romero said...

Lo que es de rancio auténtico, es pasearse a la sombra de los toldos de la calle Puente y Pellón con un traje de mil rayas y un sombrerito de paja, y después, tomarse un bermut en La Alicantina.

 

Publicar un comentario

<< Home