Gatitos en la barriga
¿El rancio lleva demasiados gatitos en la barriga?
¿La envidia forma parte de la personalidad del sevillano que ejerce como tal?
¿Dónde habéis notado esa bilis que segregan los mininos que se alojan en el estómago del rancio hispalense que sufre por el triunfo de los demás?
Este tema tiene tela de guasa...
Vísperas de Corpus
¿Cómo vive el rancio las vísperas lluviosas de este Corpus?
¿La primavera ha llegado este año o está como el metro, o sea, sin aparecer del todo?
¿Eso de ir visitando altares la noche de la víspera es propio de rancios o de vestidores de novias y similares?
¿Seises o carráncanos?
¿Custodia con ruedas o con costaleros?
¿Juncia o romero?
¿Tarde de toros o una buena corrida?
Rancios y rancias del orbe hispalense, vuestra es la palabra...
Cine de rancio
Por petición popular abrimos el debate sobre los cines de verano... y de invierno. Los cines de selecta nevería estival ya se trataron en su momento, pero los de invierno están por descubrir. Ese olor a ambientador, ese ambigú más triste que la meditación de una hermandad de negro, esas chocolatinas Nestlé redonditas del siglo XIX, esa fila de los mancos, esa película que recordamos y que es lo más rancio que hemos visto en la sábana de los sueños.
Cine de barrio se convierte hoy en Cine de rancio.
Sin Parada ni pianista, porfavor...