¿Qué es más rancio? ¿Montar un Belén o un Nacimiento? ¿Desear Feliz Navidad o Felices Pascuas? Y ya puestos con las dualidades navideñas, ¿debemos poner la figurita del caganet -pronúnciese cagané- en el Nacimiento o el Belén? ¿O con la que está cayendo en Cataluña sería preferible dejarlo guardado? En caso de usar el caganet, ¿qué sevillano debería prestar su imagen a tan insigne figura? Dicho de otro modo, ¿qué sevillano ha dicho o ha hecho más cagadas en el año 2005? Año, por cierto, muy apropiado para darle un premio al indefenso caganet...
Vamos a ver, el "blog" lo que quiere es que elijamos al que ha dicho la mayor cagada o la mayor cantidad de ellas. Yo, como mijita cofrade que soy (es decir, soy una mijita cofrade y además soy un cofrade mijita), tengo que referirme a la mayor cagada pronunciada en este año que toca a su fin en unas semanas. Y como yo a cierto alto, altísimo, cargo eclesiástico no lo cuento como cofrade, que ese es una máquina diciendo cosas raras; me quedo con la de un hermano mayor que cuando llovía sobre Sevilla y estábamos pendientes de si su cofradía salía o no, al ser entrevistado por la radio, pronunció esta magistral frase: "Mi Hermandad rinde culto a las aguas". Y se quedó tan pancho.
ResponderEliminarMuy bueno lo de Olavide el auténtico. Eso de caga.net queda más posmodelno que el concejal Ortega y Marset organizando un concierto de música de cámara para la camarilla de chupagambas que tiene Monteseirín a su alrededor. Así peus, bienvenido sea el caga.net, figurita virtual en esta ciudad de figurones... con premio.
ResponderEliminarCaga.net, para mi esta muy claro...aunque la competencia está reñida, yo se lo endiño a Delnido, alias Benavente, por su prepotencia y su poca clase, tipico nuevo rico de pelotaso inmobiliario con tufo a trena.
ResponderEliminarOtro que no me gusta un pelo, y cambio de tercio, es el Raynaud, éste, con su pinta de señorito sevillano tieso, que parece que te va a pedir mil duros, todo el dia con la teba y el nudo gordo, y dejando al Gordo del alcalde hacer y deshacer a sus anchas sin levantarle la voz ni una vez.